viernes, 13 de septiembre de 2013

Las Poquianchis

por Lila Nieto

Butacas: 20
 

Al filo de las 21:00 y tras una introducción que nuestro invitado de la noche leyó directamente del guión de la película, publicado hace poco, tratamos de comenzar la segunda proyección en nuestra recién estrenada sede abierta al público, la Estación del Té. Pero el cable del sonido nos jugó una mala pasada, y estuvo danzando en un mutismo intermitente mientras descubríamos cuál era el problema. Gracias a que hemos aprendido a ser precavidos, mejor que sobre a que falte, pudimos resolver el problema, con lo que la proyección al fin corrió suavemente al tercer intento, y los Gritones pudimos enjugarnos el sudor de angustia. Mientras tanto, en la pantalla una muchedumbre enfurecida era contenida por la policía para evitar el linchamiento de las crueles Poquianchis.

La sordidez del caso de las hermanas Valenzuela es imposible de retratar cabalmente en una película, por la simple razón de que la realidad supera la ficción: la historia es demasiado complicada para caber en una narración de dos horas, y queda fragmentada la reconstrucción de los hechos a partir de una deficiente investigación policiaca, una bola de mitos creados por la prensa de nota roja y el teléfono descompuesto de los testimonios de las víctimas. Sin embargo, lo que intenta la ficción basada en hechos reales no es reproducir la realidad, sino hacer una especie de destilado de ella. Este es el caso de Las Poquianchis (1976), filme de Felipe Cazals que proyectamos el pasado miércoles 4 de septiembre, con la presencia de Xavier Robles, quien escribió la cinta junto con Tomás Pérez Turrent.


En cuanto comenzó el debate, un joven desde el público hizo la pregunta obligada, "¿Es cierto que el guión es una adaptación de Las muertas, de Jorge Ibargüengoitia?" Xavier Robles lo negó, pues de hecho el libro de Ibargüengoitia se publicó un año después, en 1977. Las Poquianchis fue el guión con el que Robles comenzó su carrera en el cine, y es en palabras de nuestro invitado "la primera película mexicana que trata seriamente el tema de la prostitución". Con 27 años, Robles ya "había hecho una extensa investigación al respecto", el caso se había cerrado más de una década antes, y Xavier aprovechó la oportunidad que significaba colaborar con dos grandes personalidades de la época, Cazals y Pérez Turrent, quienes un año antes habían realizado Canoa, una de las máximas creaciones del cine mexicano. "De Cazals aprendí cómo se filma bien una película en México", y recuerda que este gran director "es respetuoso de los guiones, igual que Fons", a diferencia de otros que cambian la historia a placer en el transcurso de la filmación, una de las eternas quejas de los guionistas.

Pero esta colaboración no sólo resultó en una experiencia gozosa y un importante aprendizaje, sino que también lo ayudó a impulsar su carrera como guionista, pues el filme obtuvo bastante éxito en taquilla, tanto porque a muchos les gustó, como porque a otros les "causó indignación": ya sabemos que estos dos ingredientes hacen muy buena publicidad, pues siempre vale la pena ver una película que provoca críticas encontradas. "En aquellos años", prosigue, "las películas no se estrenaban pocos días en muchos cines, sino que se presentaban durante varias semanas en una sala". Es así que Las Poquianchis "duró un año en exhibición" en algún cine de la ciudad de México. Incluso, Robles asegura que llegó a ver en algún periódico que la cinta se había exhibido por "más de 200 semanas".

 
Lo cierto es que este caso extremo sigue provocando una profunda indignación, esto es lo primero que surgió en el debate, pues además, sigue sucediendo a lo largo y ancho del planeta, y México no es la excepción. "Yo supongo que si te pones a cavar en cualquier burdel de provincia, encontrarías también tumbas clandestinas, y el mismo grado de esclavitud", comentó alguien desde el público. El maestro Robles estuvo de acuerdo, "no es ni siquiera un caso extremo, es lo normal", "¡Esto no es normal, es extremo!", contestó una en un impulso de rabia. "Es que, si no hubiera clientes, no habría burdeles", concluyó alguien más. En este momento la discusión se centró en el tema de la prostitución y la trata de personas, se recordó por supuesto el caso de Lydia Cacho contra el Gober Precioso y Kamel Nacif, que no se ha resuelto, de igual manera que no se resolvió realmente el caso de las Poquianchis, pues sólo ellas, sus empleados y sus víctimas pagaron el pato, y ningún político, policía o militar fue investigado. Luego, la discusión derivó en la violencia del narco, la corrupción de las autoridades, y terminó en que Estados Unidos va a iniciar "la tercera guerra mundial" cuando invada Siria.

"Pero, volvamos a Las Poquianchis", dijo la moderadora, "¿cómo fue la colaboración con Pérez Turrent?" El guión de Las Poquianchis, explicó Robles, está estructurado en tres líneas narrativas: la esclavitud de las muchachas y el contexto de la corrupción de las autoridades, escrita por él; lo sucedido en el rancho, que escribieron entre los dos, y la historia de los campesinos, que estuvo a cargo de Pérez Turrent. "Entrevistamos a campesinos, pues queríamos hacer una especie de documental".

"En la película se hace mención de otras películas de Cazals, ¿verdad?", dijo un buen observador desde su butaca improvisada, "aparece un bar que se llama El Canoa".


Esta fue la primera de varias colaboraciones que Robles hizo con Cazals, entre las que destacan Bajo la metralla (1983), que ganó un Ariel de Oro a mejor película, entre varios premios más, y Los motivos de Luz (1990), también nominada al Ariel de Oro. Xavier Robles ha escrito los guiones de más de cien películas, de las que se han filmado más de 30, cinco de las cuales se encuentran en la lista de las mejores películas del cine mexicano. Robles es uno más de los guionistas que han encontrado en su mujer no sólo una compañera, sino una fabulosa coescritora. Así, dos frutos del trabajo en conjunto con Guadalupe Ortega, quien también nos acompañó en la proyección, fueron los guiones de la legendaria Rojo amanecer (Jorge Fons, 1990), con la que compartieron dos Arieles de Plata (mejor guión y mejor argumento original), y la La jaula de oro (Sergio Véjar, 1987), con la que estuvieron nominados al Ariel de Plata.

Amigos, cinéfilos, gritones, los esperamos en nuestra próxima proyección abierta al público:

CINE CANERO
Miércoles 18 de septiembre de 2013
20:30 hrs.
  
"Celda 211"
(Daniel Monzón, España 2009, ficción, 113 min.)
 
Estación del Té
Diego Arenas 233, col. Villa de Cortés
Al lado del metro Villa de Cortés
 
¡Griten fuerte!
 
 
Fuentes:


No hay comentarios:

Publicar un comentario