domingo, 18 de noviembre de 2012

Mecánica Nacional

por Lila Nieto

Butacas: 32

Nuestra primera proyección formal el pasado jueves 15 de noviembre, ahora sí con debate, contó con la presencia de estudiantes de la UC, uno de los cuales nos facilitó la copia de la película, y algunas personas más que vinieron a disfrutar de este clásico del cine mexicano, Mecánica nacional, de Luis Alcoriza (1972). El filme es una joya desde el título, que se refiere al mismo tiempo a la mecánica de la sociedad mexicana (esto es realmente de lo que se trata) y a los "carros Mena", como apuntó desde el público un señor que se presentó como Francisco de Salazar y que, en esta ocasión, asumió el carácter de invitado especial pues, dijo, él hizo un rol de extra y su padre el papel del doctor en la película. Mena es la contracción de mecánica nacional, y se refiere a los coches de carreras "hechos en talleres, como el Volkswagen que sale al principio, ese es de ocho cilindros", explicó Francisco moviendo su silla al frente. En esos años era muy popular la Carrera Panamericana, que atravesaba el país de sur a norte, y mucha gente participaba con estos magníficos carros hechizos.

Según la memoria de Francisco, el filme duró "como tres meses en cartelera, y en cuanto se proyectó por televisión, la vio todo el mundo, y la siguen viendo todavía". Una cinéfila asidua al cineclub comentó, el director "maneja magistralmente el humor negro: te ríes toda la película pero al mismo tiempo están pasando cosas muy serias. A pesar de que es una fuerte crítica, a todo mundo le gustó desde su estreno, desde el ñero hasta el crítico cinematográfico; es como una acrobacia" lo que hace Alcoriza con este brillante guión. Sin embargo, la única versión que conseguimos tiene algunos detallitos de censura, se nota que hay "cambios de diálogos y voces", y algunas mutilaciones. Por ejemplo, cortan el sonido cuando los personajes dicen pinche o chingada (quizás el corte más lamentable es cuando la abuela Lolita (Sara García) dice -se me hace que es puro pájaro nalgón, pues esta es la primera película en que la venerable actriz aparece diciendo groserías) y cortan el final de la escena en que yace muerta en su improvisado lecho mientras un perrito callejero pasa por ahí y orina cerca del cadáver solitario.

Toda la escena de la muerte de la abuela se grabó en los estudios a partir de una fotografía fija hecha en locación. En el set se reprodujo el escenario perfectamente, incluida la vegetación, la luz, la tierra, por supuesto los vestuarios y las posiciones de los actores. Está tan bien hecha que, si Francisco no nos hubiera platicado esta anécdota, no lo hubiera notado nadie en la sala. Tampoco notamos que el cadáver de la abuela que meten al coche ya no es Sara García, sino un convincente "dummy". Esto habla nuevamente del profesionalismo y gran habilidad del equipo de técnicos.

Pero la censura siempre es chistosa por ridícula: en este caso censuran el trompabulario, pero permiten escenas como la "radiografiada" que le ponen a la rubia Laila (Fabiola Falcón, que era la novia del productor) o la brutal patada en el trasero que Eufemio (Manolo Fábregas) le da a su hija Charito (Alma Muriel) cuando la descubre traslomitas con su novio. Pero la película no es provocadora, pues aunque de alguna manera recuerda el Festival Rock y Ruedas de Avándaro, desastre que ocurrió un año antes y también incluía una carrera de autos con 12 bandas en vivo estilo Woodstok, aunque el aire juvenil se percibe de liberación sexual y hay un minúsculo guiño de protesta universitaria, y aunque el alcoholismo se muestra en todo su esplendor, no vemos ningún indicio de uso de estupefacientes, ni por supuesto de discusión política, sino nuevamente, una sociedad controlada que ejerce el descontrol "en familia". Quizás esta estructura resulta, en sí misma, una crítica, pero eso ya es mucho buscarle.

Avándaro se salió de control por la cantidad de gente que llegó, por lo que se canceló todo, el gobierno despachó tropas para dispersar a la multitud, y no volvió a haber un concierto en México por lo menos en diez años. También en esas fechas sucedió el Halconazo, y la noche de Tlatelolco había pasado tres años antes. Este era el sexenio de Luis Echeverría, el sexenio de la Guerra Sucia, cuando su hermano Rodolfo fue nombrado director general del Banco Cinematográfico. El echeverrismo encontró en el radio, el cine y la televisión un instrumento de promoción, y sistematizó la producción de películas logrando la ilusión de una nueva "época de oro" que se caracterizó por el triste y chuscamente famoso cine de ficheras (la primera de las cuales fue Bella de noche con Libertad Lamarque, que duró 26 semanas en cartelera). Pero también, en esta época de bajísima calidad cinematográfica, el Banco Cinematográfico apoyó a directores consagrados como Alcoriza, y a nuevos talentos como Jorge Fons, Jaime Humberto Hermosillo, Felipe Cazals y Paul Leduc. En 1972, se reactivó la premiación de los Arieles, que habían estado suspendidos desde 1958 (en '73 Alcoriza ganó el Ariel de Oro con esta película, empatado con Reed, México insurgente de Leduc y El castillo de la pureza de Arturo Ripstein). En 1974 se inauguró la Cineteca Nacional, y el gobierno creó sus propias empresas productoras y escuelas, como los Estudios Churubusco, los Estudios América, el Centro de Capacitación Cinematográfica, el Centro de Producción de Cortometraje, y la Corporación Nacional Cinematográfica y de los Trabajadores (Conacite I y II), así como la Compañía Operadora de Teatros.

Pero volvamos a nuestra película de la noche después de este recuento histórico. Hay varios detalles curiosos que Francisco apuntó, como por ejemplo que "el del fierro (el que alza un pedazo de fierro contra Héctor Suárez para quitarle la pistola) era bombero en los estudios, y luego se hizo actor en no sé qué película anterior"; los crews de producción iban siempre acompañados de sus bomberos. Otro dato curioso es que aparece Paco Ignacio Taibo I en esta película, haciendo de "el español bigotón".

Hay una pareja de personajes que van vestidos completamente de blanco y se dedican toda la película a atascarse de comida, comenzando por un cazo de paella y una pierna de cerdo, y no paran de tragar con las manos como dos animales hasta el final, que terminan todos embarrados de diversos platillos. No pudimos dilucidar qué representan exactamente, más allá de "la voracidad".

Por último, fue inevitable notar la gran habilidad como dialoguista que demuestra Alcoriza en este como en muchos otros de sus guiones, con un oído finísimo para los acentos, los dobles sentidos y las expresiones, y las entrelíneas, sin caer nunca en la vulgaridad gratuita, en el chiste fácil. Alguien más mencionó desde el público que "un extranjero ve claramente la cultura, porque tiene una visión externa", y esto es totalmente cierto; Alcoriza logra combinar la claridad de la visión externa con la emotividad y la naturalidad de la visión interna, pues aunque era español, hizo toda su carrera en México, a donde llegó en su adolescencia.

Amigos, los esperamos en nuestra próxima función:

CICLO AROMA SMOG
JUEVES 22 DE NOVIEMBRE 2012

19:00

EL CALLEJÓN DE LOS MILAGROS
Jorge Fons (México, 1995)

Universidad de la Comunicación
Zacatecas 120, col. Roma

¡Griten fuerte!

2 comentarios:

  1. increíble es el articulo mas completo que he visto sobre esta pelicula, felicidades y gracis por mencionar en contexto historico, politico y social de esta cinta ya que para algunos que no nos tocaron esos años, se nos hace mas complicado traer un analcis de estas mismas caracteristicas al presente

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    1. Gracias por tu comentario, Mauricio, es bueno saber que la nota es útil, que alguien la encontró y la leyó. Es cierto que en Internet hay poca información sobre el cine mexicano.

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